Yo: Señor, por favor(nótense que he usado la palabrita mágica…), ¿podía decirme si el autobús ése tiene parada cerca de la Maternidad Villa da Serra?
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El conductor: Sí(secamente y frío).
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Yo: Muchas gracias.
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Embarco en el autobús y 5 segundos después.... al entrar…
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Yo: Señor, cuándo esteamos cerca de la Maternidad, ¿podía decírmelo?
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El conductor: Yo no sé a dónde es la parada de la Maternidad.
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Yo: …
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Necesito de tu ayuda para el análisis del caso y explicaciones sobre a dónde coño está la lógica de todo eso porque por más que intente no logro entenderlo.
Era una casa muy chistosa. No había techo. Nada había. Nadie podía entrar en ella, no. Por que la casa no había suelo. Nadie podía dormirse en la hamaca porque en la casa no había pared. Nadie podía hacer el pipi porque servicios no había allí.
Así es una canción folk de mi tierra y no, no es que la traducción está mala, es que efectivamente la canción es rara. Habla de una manera delicada sobre el alma. Nuestra "casa".
Desde niña es una de las primeras canciones que nos enseñan y claro en nuestra ingenuidad no nos damos cuenta de qué se trata. Siempre intenté imaginármela. Siempre sin sentido. jijiji…
¿Cómo era el jardín de la casa ésa?
Era un jardín largo. Desde la puerta de entrada, hecha en acero y modelos de ángeles querubines que desde de arriba nos miran con ojos grises, tristes, como quien no puede elegir a su propio destino.
Las plantas insisten en hacerse hermosas aunque no convencen a nadie, tampoco a si mismas.
Los bancos que antes invitaban a los amantes sublunares a quedarse siempre un ratito más, hoy tienen una postura de espera. Eterna espera. También no han podido elegir a su destino.
El lodo en las paredes nos muestra que ni el tiempo ni la realidad han sido piadosos con el jardín ése.
Lo han olvidado. Han intentado hacerlo secreto aunque sin mucho éxito. O ninguno. Desde de la calle, desde fuera, si miras con un poco de atención, estrecha los ojos y la mirada y el jardín se enseña omnipotente. No necesitas de suerte. Sólo atención.
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Entra. Ven. No te quedes sólo en la mirada. Acércate pero vete antes que oscurezca. Las oscuridad no me hace bien. Tampoco a ti.
El jardín tiene un nombre. Se llama memoria.
Soy lo que he sido. Lo que fui aún está en algún sitio acá. La pregunta es: ¿Quiero volverme al que era?
Hoy fue un día especialmente difícil. Los de mi empresa me han demitido y me han (re) contratado unas cinco veces. Broncas y más broncas. Pero, bueno... siempre hay opción. -
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No lidio bien con la tristeza. Cuando me pongo triste no me da ganas de hacer cosas. De no viajar, hablar, leer, escribir, en fin, de nada.
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Hoy es uno de estos días. Y es que hoy, en un acto de valentía o tontería, no lo sé, me pongo delante de una hoja en blanco, enfrentándola.
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Teléfono a llamarme, personas a quien debo atenderlas a espera y yo así. Sin ganas.
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Los segundos hacen cola y como en una existencia débil, se van uno tras otro. Y a mi me parecen que son todos iguales.
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No sé a dónde fue que perdí mis ánimos. Na verdade, tenho vontade de falar no meu idioma. Egoísta assim. MEU idioma. He escuchado a alguien decírmelo y no me gusta. ¿Cómo qué nos creemos suficiente poderosos para decirlo?
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El problema no soy yo. No es alguien. El problema no es la vida injusta o no.
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El problema no es la vida que persiste en enseñarnos que las cosas sólo tienen sentido muchos años después. Ahora no.
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El problema no es tiempo. Ése incluso es un buen señor. Pobre. Le echamos la culpa de nuestros problemas, cuando somos nosotros que no nos dimos cuenta de que no es personal, es queél no se detiene PARA NADIE. Ya existía antes de nosotros y cuando ya no nos quede aire en los pulmones, seguirá su curso.
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El problema no es la distancia de cuerpos sino la del alma.
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El problema no es tener un día lindo, con cielo azul, pocas nubes, calor y esencia. El problema es tenerlo tan real como la tristeza en mi alma.
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El problema no es tener palabras ríspidas de un “jefe”. El problema es tener que sorbérmelas a las palabras para luego vomitarlas en una página cualquier.
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El problema no es el dolor en la espalda.Es problema es que ellas ya no soportan tampoco a mis pensamientos.
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El problema no es que me lean. El problema es que no me entiendan.
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El problema no son sueños que no sé cómo tornarlos realidad. El problema es que se esconden de mí, debajo de mi cama, y a la noche salen y se cambian en monstruos que me hablan a gritos sobre mi fracaso.
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El problema no es el fracaso. El problema es saber que efectivamente has fracasado con las personas que te aman.
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El problema no es la mentira. El problema es la verdad nueva.
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El problema no es el beso que no nos damos. El problema es que los besos se han muerto antes de dárselos la oportunidad de tornarse un tatuaje en nuestras vidas, siendo que, la aguja es lo que sentimos uno hacia otro. Sea entre parejas o entre amigos.
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El problema es la falta de palabras y el silencio que grita en mí. No se calla. No es normal el silencio hablarme tanto.
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Cuando barrieren las estrellas del cielo. Por favor, pónmelas en mis ojos. Que hoy necesito del brillo aunque sea el falso y frío de ellas.
Me gusta olor de café en la hora que es hecho. Lírios. Gérberas. Olor de pan de queso. Dormir en sábana clara y limpia. Rosa roja. Rosa rosa. Rosa color de “champaña”. Música antigua. Me gusta persona que no me deja esperándola. Bailar samba y forró. Danza oriental. Sonido de tambor. Andar descalza en tierra cruda, seca e/o después de la lluvia. Olor de coche nuevo. Pájaro libre. Ojos de gato.
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Me gusta el olor que tienen las mañanas de domingo. Me gusta el alba. Viento en mi rostro. Colores del crepúsculo en la hacienda. Domingo con lluvia y un buen libro. Ir al cine sola. Ir al cine sola y el viernes. Capa de libro antiguo. Olor de biblioteca. Vino tinto. El color rojo. Fotos de libro de culinaria. Caminar con los pies dentro del agua. Flor de durazno/melocotón. Cruz ansata.
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Me gustan jabones que huelen a frutas y hierbas como romero, salvia, melisa. Queso fresco. Galletitas de queso. Moldes para galletas. Hacer pastel. El beso de buenos días de mi mamá. Darle a mi papá un beso de buenas noches aunque sea madrugada sólo para que sepa que llegué bien en casa y que la fiesta fue estupenda. Fogón a leña. Sonido de la olla de pressión. Playa desierta. Sandalia roja.
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Me gustan noches de San Juan y Santo António. Vino y hogar. Me gustan los colores de otoño. Me gustan dibujos de niños. Ojos verdes. Me gusta perro moviendo la cola. Me gusta ver fotos. Incluso de alguién que no conozco, pero prefiero las de quién conozco. Me gustan las carcadas de bebé. Vestidos y faldas. Me gusta despertarme tarde y descobrir que no existe algo que efectivamente tenga que hacerlo durante mi día. Mensajero del viento.
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Me gusta helado de frutas en verano. Me gusta caipirinha. Me gusta palomita. Me gusta autobus. Me gusta leer en autobus. Me gusta tren de vapor. Me gusta plaza de pueblos llena de mayores a platicar. Me gusta caja con lapiz coloridos. Muchos colores. Me gusta dibujar el sol y estrellas en el mismo dibujo.
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Me gusta oir al río. Verlo. Aquario. Caminar sobre pedras. Me gusta pano con estampa de flores. Me gusta estar en el tráfico y no tener nada de importante qué hacer después. El agua. Leer un libro y no entenderlo. Oir otro idioma y no saber de dónde es. Me gustan las calles de Milán. Casas de Ouro Preto. Laderas de Ouro Preto. Montañas. Me gusta esmalte claro en las uñas. Me gusta camisete blanca y pantalones rosa o azul o negro o beige. Me gusta comprar zapatos. Aprender palabras nuevas.
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Me gusta hoja blanca. La tela Girasoles de Vincent Van Gogh. Leer biografia de pintores. El sagrado y el profano juntos. Día frío y con sol. Cuento de hada. Cuento de sirena. Dragón. - -
En 2007 tenía otro blog(que motivos que no interesan a nadie, lo cerré) y en la época ésa, publiqué un texto sobre un chico que me tenía encantada.
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Había visto un reportaje sobre él. Era un chico que vivía en una ciudad en otro Estado. Él se despertaba todos los días a las 4h30 de la madrugada porque tenía que estar en la escuela a las 8. Y no… no es porque se tardaba para elegir a una ropa. Se despertaba tan pronto porque se iba caminando hasta la universidad porque no tenía dinero para autobús o qué coño sea. No tenía dinero para nada. Y créenme, ése era el menor de sus problemas. Han sido muchas las dificultades… Su madre lo había educado sola porque el padre no se sabe a donde está… y así mismo él tuvo el valor de ser el primer alumno a pasar en las pruebas para estudiar en una universidad pública en el curso de medicina(el que más tiene candidatos por inscripción) .
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Era para un ejemplo de superación. Un brasileño que no desiste. Sería un reportaje más, pero fue algo que me marcó mucho. No sé decir qué precisamente, pero, algo me marcó mucho.
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Bueno, ¿por qué les escribo eso? Porque hoy he leído en un periódico que lo han matado.
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Debería ser un dato más en la estadística de violencia, pero no lo voy a permitir.
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Un joven que pasó toda su vida en los estudios. Que no aceptaba la palabra imposible. Qué hizo su propio destino.
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Su madre, en el velorio, no lloraba. El sol del trabajo diario había secado también a sus lágrimas.
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La universidad publicó unas pocas líneas en el periódico de la ciudad.
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Ah sí. Se me olvido decirles, lo han matado “por equívoco”. Sencillo así. Los asesinos han entrado en su casa para buscar a unas otras personas y como no las encontraron allí, bueno… NECESITABAN matar a alguien.
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Mientras tanto, el resto de Brasil está distraído con lo de “Carnaval, la 8 maravilla del mundo” y no se dan cuenta de son todos una mierda peor que otra.
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Finalizo eso con la frase de una hispano-brasileña, una alma buena: ¿Cuándo las personas entenderán que ser pobre no es crimen?
Después de una platica corta aunque reveladora en MSN y después de algunas lágrimas en la ducha fría, eran a las 11h20 pm, me llama Camila al celular una amiga de desde hace mucho, llorando (también). Llantos y llantos porque su novio ha roto con su relacionamiento.
- Bueno, yo no era la mejor persona del mundo para darle consejos, no en el miércoles. Pero, amiga es amiga. Ser amiga, a veces, es olvidarse de si misma.
- Después de casi una hora al móvil y muchos(efectivamente) llantos, me ha preguntado:
- - ¿Qué nos queda después del amor?
- Respiré fondo como un intento de quitarme la respuesta del aire. Sin éxito. Y en segundos he pensado en qué decirla:
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Quizá nos queda el dolor de la “pérdida”, aunque no me guste mucho este término.
- Prefiero pensar que nos queda el dolor de la ausencia no consentida. Aquella que sabemos que la persona no más estará allí. No más nos dirá “Buenos Días”. No más nos enviará canciones. No más nos enviará sus palabras.
- Al contrario de la ausencia consentida. Aquella que incluso lejos se sabían allí. Cada uno en un lugar distinto, pero, se sabían juntos. Ella en dentista y él en la oficina. Lejos, pero, se sabían allí.
- Quizá nos queda la saudade. Saudade que nada más es que sentir falta de algo o alguien que ya no está. Quizá sea la saudade de algo que nunca será. De un futuro juntos.
- Quizá nos queda el vacío de los momentos que antes eran rellenados de besos, abrazos, cariños, caricias, cumplicidad... ahora es sólo un vacío.
- Quizá nos queda el silencio. Y la saudade de todas las palabras que no fueron dichas. Y nos han hecho daño y se murieron antes incluso de ser proferidas.
- Quizá nos queda el image de la persona amada en un vaso de whisky en una noche fría de lluvias y recuerdos insistentes.
- Quizá nos queda esto, sólo los recuerdos.
- Hasta que... alguien nos llene los ojos, la vida, el alma... que nos quite el aire... y rehechos de todo dolor, olvidamos de todo sufrimiento y empezamos todo de nuevo... y amaremos más y con más ganas.
- - Nos queda el oído de las amigas - le contesté.
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- Y por la primera vez en la noche, percebí a su sonrisa.