Los domingos son quietos. Tranquilos. Silenciosos. Son grises.
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Mientras escribo eso, escucho a mi madre y mi sobrina en la cocina. Hacen un dulce. Igualito de cuando era niña y era yo quien estaba en la cocina con ella.
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Los domingos son quietos. Tranquilos. Silenciosos. Son grises. Pero en mi casa tienen un sabor y olor especiales.
Todo es colorido. Los pajaritos son verdes. El día es todo especial. El sol es el mejor amigo. El tráfico nada más es que la oportunidad de quedarse un poco más de tiempo en el coche y escuchar a sus músicas preferidas. Toda y cualquier ropa es suficiente bonita para que se vaya al trabajo con ellas. No es necesario que se maquile. Hay flores en todos los jardines e incluso en las personas. No hay distancia entre nada y nadie. Todo es cerca. Se come 10 panes, medio kilo de “picaña” acompañando a un spaguettis y todo eso junto no hace diferencia de 1 grama en el cuerpo. Todos son sus amigos, incluso el pelo. Se acuerda que la vida es bellísima. Hay fuerza. Vitalidad. Dios se los creo a los hombres porque cree que todos son perfectos. Todo se ve lindo. Awwwwwwwwwwww… “¡qué precioso!”
La otra fase
Se muere de tanto llorar sólo con comercial de jabón en polvo. El mundo y todas las personas existen para hacer con que su vida sea un infierno. Su cuerpo la odia. Dios la odia. Sus hormonas no se entienden. Ninguna ropa es suficientemente buena para ni siquiera ser un pijama. Todo que existe es LEJOS, incluso la propia cocina. Si se come una lechuga, luego se quiere ir al baño para vomitarla porque habrá con que se engorde 1000 kilos. El tráfico nada más es que la mejor invención del diablo para que su día sea una parte del infierno(y el diablo tiene mucho éxito). Si Leonardo Da Vinci fuera el que la maquilara por la mañana, aún así, se sentiría como la mujer más fea del mundo. Sus mejores amigos son las sábanas y la almohada y todos que se acercan son enemigos en potencial y hay una enorme posibilidad de que sean abatidos. A gritos. El sol es una invención de la humanidad. Una mentira. La verdad absoluta es que todo es obscuridad. O no intenten convencerla del contrario. Los pajaritos son todos unos hijos de puta sin sensibilidad, corazón o qué sea. Como todos los hombres. Hasta que, 7 días después todo regresa a la normalidad. Como mínimo por los próximos 23 días…
Ser mamá de una niña, será enseñarte que todas las mujeres crecen, incluso tu hija. -
Será ayudarte a pasar de la fase de "consumidor" para "abastecedor".
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Será enseñarla las sutilezas que eso de "ser mujer" nos exige... - Será enseñarla a hablar bajo, tranquilo, ser hermosa en gestos y palabras... -
Será enseñarla a ser mamá cuando estemos jugando de muñecas... -
Será enseñarla los secretos de la cocina... los puntos... sabores... colores.. gustos...
- Será saber que otra mujer te ama y tú a ella más que todo en este mndo y que ambos darían sus vidas uno por el otro... y aún sí, ser muy feliz por esto...
- Será enseñarla sentarse de piernas cerradas cuando esté usando faldas...
- Será aguantarte hablar/reclamar cuando ella se va a salir con su novio porque para ti, NINGUN hombre será suficientemente bueno, que merezca nuestra niña...
- Será enseñarla que menstruación es incómodo, pero que igual es saludable y que un día, haremos una fiesta juntas por ella haber bajado... señal de que frustamos el intento de más un óvulo ser fecundado... e su papá se quedará muy feliz por no ser abuelo tan joven...
- Será explicarla que los hombres, a veces, nos rompe el corazón... parecen que no se importan, sin embargos, en el hondo alguién se lo rompió antes... están más heridos que nosotras...
- Será ayudarla con su bodas..
- Será casi morime de orgullo al verla entrar en la iglesia y tú a su lado, con los ojos llenos de lágrimas... acordándose en el día que estabas tú en altar esperándome...
- Será sufrir con sus dolores de parto, imaginándome que daría mi mundo para estar en su lugar para que no sufra tanto...
- Será ayudarla con nuestros nietos... niños... porque no tendré tanta vida y salud para pasar por todo esto de nuevo con nuestras nietas...
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Ser mamá de un niño será casi igual... la diferencia está en que será tú quién sufrirá con mis crisis. - -
Para los que me conocen personalmente saben cómo son mis miradas.
He aprendido con mi madre a hablar con los ojos. ¿Es bueno? ¿Es malo? Pues… a veces es bueno porque si alguien tiene la intención de acercarse a mí sin que lo quiera yo, con la mirada que les lanzo es suficiente para que desistan. Y a veces es malo porque cuando no quiero que alguien sepa lo que pienso, hablo otras palabras, pero, mis ojos me denuncian.
Hace muchos años, he leído un libro en que el autor trababa una batalla con su demonio personal. No era una batalla física sino espiritual. Ellos se enfrentaban sólamente con los ojos. Nunca me olvidé de la intensidad de las palabras en la guerra. Tampoco de la intensidad de los sentimientos que ellos mutuamente tenían. Un hombre en el camino. Un diablo en forma de gitano. Un hombre que buscaba encontrarse y otro hombre que era instrumento de tentación.
Hace año y medio, más o menos, leía un reportaje en el periódico El País y entre un asunto y otro lo encontré. A mi demonio personal. La mirada que me desafía desde entonces y que siempre me venció.
Nunca logré detenerme más que 5 segundos. Simplemente no consigo. Me siento mal. Me siento bien. Me siento helada. Me calienta el alma. Me desafía. Me acaricia. Me da miedo. Me siento segura. Me da pena. Me da orgullo. Me da guerra. Me da paz. Me hace sentir todo. Y todo al mismo tiempo.
En la época en que leí el libro, por más que intentara sentir lo que era enfrentar a su demonio en otra persona, nada se acerca al que me hace la foto ésa.
Enfrentarlo cuando está dentro de si mismo es fácil. Lo callamos porque así lo queremos. Enfrentarlo cuando está en otra persona, cuando no tenemos control sobre él… es tarea para pocos.
En un jueves, al despertarme atrasada, tras recoger la primera ropa que vi por delante y al irme a la oficina: - Mamá de Lili: Oye hija... ¿te vas con la ropa ésa al trabajo? - Lili(con cara de pocos amigos): Sí mamá. ¿Por qué? - Mamá de Lili: Hoy es uno de aquellos días en que te despiertas y te dices a ti misma: Me odio... ¿verdad? - Lili: ...
-Perdonarte… ¿por qué? ¿Porque por una mera vanidad de hombre te has puesto a mi alcance siendo que, siempre has sabido que eras para mí inalcanzable? Que no me amabas. ¿Perdonarte porque por simple piedad ajena has pasado noches y noches en mi cama y en mi cuerpo mientras tus pensamientos estaban en cualquier otra mujer? Por lo menos es lo que me has dicho semana pasada mientras me rechazabas. ¿Te acuerdas? ¿Perdonarte porque has disfrutado de mi dinero y mi vida social para tu propio beneficio, para conquistar más y más placeres?¿Perdonarte porque te dediqué cada segundo de mi puta vida porque te amaba?
-Lo sien…
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A gritos…
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-Noooooooooooooooooo. ¡Cállate! No me digas que lo sientes porque NO lo sientes. No sabes qué es sentir. Sabes la NADA. No sabes qué es portarse como gente decente. No sabes qué es escuchar a los otros cuando pasas y te dicen ”¡Pobre mujer. Nunca se da cuenta del marido pinche cabrón que tiene en casa. Ahora mismo, lo vi en el retrete con aquella rubia.” No, Nicolas. No sabes qué es fingir ser amado.No sabes qué es eso porque toda mi vida te he amado. No sabes. Es decir, sabes muy bien qué es ser idiota.
-Te lo ruego, Bruna.
-¿Me lo ruegas qué? ¿Qué te deje ir? ¿Para qué? ¿Alguien te espera? No te esperará por mucho tiempo porque luego vendrá otro. No eres único. ¿Quién es ella? No. No me lo digas que no quiero apenarme de nadie más en la vida. Ya me basta yo.
-Bruna… siéntate... escúchame.
-Nunca me has escuchado. Mis palabras para ti eran como piedras en el río.
-Bru…
-¡Cállate!
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Horas después…
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-Bruna… tuvimos tantos momentos felices siempre hay una manera. Hablemos de eso. Anda.
-Sabemos bien cual es la manera ésa.
-Noooooooo. Hay muchas maneras.
-No para ti, Nicolas.
-Bruna, no resulta en nada intentar explicártelo. No me escucharás. NO me darás ni siquiera una oportunidad de decirte que toda y cada una de la vez que te engañé era a mí que me engañaba, era por miedo. Por miedo de perderte y así hice que te perdía poco a poco para que el dolor se hiciera más soportable.
-¿Más soportable? ¿Para quién? Para ti, obvio. Eres tan inconscientemente individualista e idiota que incluso cuando quieres defenderte, te jodes.
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Desespero…
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-Es lo que siento, carajos. ¿Qué quieres que te diga cuando me veo amarrado en cuerdas gruesas y tengo un arma que mira a mi cabeza?
-Está escrito en la biblia que la verdad salva…
-Fácil para ti mantener es sarcasmo cuando eres tú la que manda.
-La vida es así. A veces se gana y a veces se pierde. Oh... es que no sabes qué es perder.
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Cansado...
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-Oye, con sinceridad, no creo que tenga el valor de terminar eso.
-Nicolas…
-Anda mujer, si tuvieras EFECTIVAMENTE la intensión de matarme, ya lo hubieras hecho desde que llegamos aquí. Por lo tanto, dime lo que quieras, me amenaces lo cuánto quieras.Sé que, cuando te canses, saldremos nosotros dos juntos de la hacienda como si nada hubiera sucedido.
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Tras mucho pensar, Bruna se lo dijo:
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-Tienes razón. Tienes toda la razón.
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Horas después, Bruna conduce a su coche por carretera de regreso a su casa en la ciudad. Cantaba las canciones antiguas que tocaban en la radio mientras tenía las manos aún un poco sucias de la sangre de Nicolas.
Me gusta olor de lluvia en tierra seca. Me gusta sonrisa de bebe. Me gustan flores en la primavera. Me gustan lirios. Me gustan flores de maracuyá. Me gustan flores de melocotón. Me gustan flores de zarzamora. Me gusta viento en la cara durante un viaje. Me gustan pies descalzos en la tierra. Me gusta sonido de agua. Me gusta sonido del viento en la ventana. Me gusta el alba y el ocaso.
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Me gustan ojos de los mayores. Me gusta plaza de pueblo. Me gusta gato. Me gusta perro. Me gusta olor de comida de domingo. Me gusta dormir. Me gusta olor de pastel que acabó de salir del horno. Me gusta olor café. Me gusta cumplir años. Me gusta globo. Me gusta casa llena de amigos. Me gusta el beso de mi mamá. Me gustan las locuras de mi papá.
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Me gusta domingo de lluvia y un buen libro. Me gusta tarde fría de sábado bajo cobijas y un montón de DVD´s. Me gustan zapatos nuevos. Me gustan vestidos nuevos. Me gusta falda. Me gusta montaña. Me gusta gente que hace con que cualquier vidrio sea un espejo. Me gusta andar en bicicleta. Me gustan pulseras y pendientes. Me gustan esmaltes oscuros. Me gusta tener la mente en paz.
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Me gusta bailar. Me gusta el flamenco. Me gustan sábanas limpias. Me gusta cuando estoy enamorada(y estoy). Me gusta hablar con mi hermana al teléfono. Me gusta recibir mensaje electrónico. Me gusta regalar a alguien que me guste. Me gustan poesías de Vicente Herrera Márquez. Me gustan libros de Eduardo Galeano. Me gusta el idioma español. Me gustan las bailarinas.
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Me gusta el conforto, no el lujo. Me gusta cuando me llama de muñeca. Me gusta conocer personas. Me gusta cuando me despierto asustada pensando que estoy atrasada y descubro que aún me faltan 4 horas de sueño. Me gusta mi compañía. Me zumo de naranja y de limón. Me gusta aguacate con azúcar. Me gusta plátano con leche. Me gusta mi ciudad a la noche.
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Me gusta leer gente inteligente. Me gusta manteca en pan que aún está cálido. Me gusta cuando hago cosquillas en sobrino y él intenta quedarse serio. Me gustan gafas de sol. Me gusta casa de abuela en días festivos. Me gusta cuando (pre)siento algo y no consigo decir qué es. Me gusta fútbol. Me gusta tarta de chocolate cuando estoy con SPM. Me gustan los colores rojo, amarillo, verde y rosa. Me gusta acuarela. Me gustan abrazos de los amigos. Me gustan besos que se nos quitan el aire. Me gustan caminos nuevos.
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Me gustan los ángeles. Me gusta ver fotos antiguas y recientes. Me gusta pensar que C. siempre estará cerca. Me gusta pensar que el alma no reconoce distancias. Me gusta el cielo azul, igual al que hay allá fuera mientras escribo estas líneas. Me gusta fiesta de niños. Me gusta pizza. Me gusta autobús. Me gusta quedarme empapada con agua lluvia.
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Me gustan chistes. Me gusta cuando necesito de una determinada cosa y la encuentro en una big promoción. Me tumbarme y mirar a los nubes y intentar ver en ellos dibujos de conejos, corazones, osos, etc. Me gusta aprender un idioma diferente de lo mío. Me gusta despedirme de alguien pensando que era para siempre y era temporario. Me gustan colores de Frida Kahlo y Miró. Me gusta la pintura “Girasoles” de Van Gogh. Me gusta llamar a alguien sólo para escuchar su voz.Me gustan noches de luna llena. Me gusta cuando me piden silencio en la madrugada y tengo crisis de risa. Me gusta el silencio de la madrugada. Me gusta el silencio en sí y en mí.
Hija, no tenemos dinero para comprarte un regalo, pero venga... déjanos enseñarte algo... (indicando el cielo)... Elijas una estrella, dale un nombre y quédate con ella para siempre. Será sólo tuya. Para siempre. - - - Siempre creí que es una bonita manera de hacer con que la hija de 5 años tenga su primer contacto con la eternidad.