Personalmente a mi no me gusta mucho esta época del año.
Mucho se escucha de la boca de las personas: prosperidad, felicidad, paz, amor, humanidad, bondad… en fin, palabras que son típicas de este período y se quedan olvidadas después del día 1º de enero hasta la próxima Navidad.
En ésta época generalmente reciben:
- Sus aguinaldos;
- Una tarjeta de agradecimiento por todo lo que hicieron durante el año por la empresa (aunque los de la empresa les jodió a cada minuto del año);
- Uno u otro regalo de otras empresas.
Y la felicidad se resume a esto. Tan sólo esto. La falsa felicidad.
Amargada. Puede que sea. El sin fe o el cansacio de ver cómo las personas se engañan diciéndose a si mismas:
- El próximo año todo será diferente.
Lo dicen y siguen haciéndolo a todo exactamente igual a los años anteriores esperando obtener resultado distinto del que ya conocemos.
La humanidad sigue siendo loca…
Hasta que escucho a una niña de 3 años, ojos más vivos que la propia vida, hablando a su mamá sobre las luces que han puesto en una de las plazas de mi ciudad:
- Mamáááááááááááááááááá… han bajado todas las estrellas del cielo para ponérselas aquí.
Cosas así me da ganas de creer en la humanidad.
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