Por la madrugada

Se despierta a las 6:30. Se ducha. Hasta que elija a una ropa es tiempo suficiente para que salga atrasada de casa.

Hay poca gasolina. Arriesgarse o no. Una parada en su tiempo que ya es tan corto.

A estas horas de la mañana, Lya no piensa.

Está en el automático.

Una mirada más en el reloj. No hay más tiempo.

Entra en el coche y conecta a su radio en una estación de las músicas antiguas. Le gusta.

El tráfico está lento. El reloj, no.

Llega en la oficina y hay miles de cosas qué hacer. Lya todavía no piensa. Su jefe le grita. Su jefe le pregunta por qué lleva camiseta al revés. Ella se da cuenta de que no será un día largo y duro.

Tras 15 minutos en la sala de su jefe, sale con más 100000000cosas qué hacer.

Suena el teléfono. Suena el otro teléfono. Le piden cosas. Ella lo hace. Coge una llamada. Otra llamada. Mil llamadas.

El edificio al lado está en construcción. Muchos aparatos e igual de barullentos.

Antes del almuerzo siente que su hipotálamo ya no existe. No siente dolor. No siente a su cabeza. No siente nada.

La tarde no fue tan diferente. Todo exactamente igual. No. Peor un poco.

Llegar a la casa fue una odisea homérica. Lluvia. Chocadas. Desespero. Ella misma era su empiecillo.

Por todo el día, Lya se sintió así. Fuera de sí. Fuera del mundo.

La madrugada estaba fría y asimismo ella se sentó en la ventana de su cuarto. Sentía la brisa fría y tranquila de la madrugada. Se dio de que por la primera vez en todo el día ella sentía.

Pensó mucho en el fracaso. Y se dio cuenta de que es la persona más exitosa del mundo.

El idioma español le dio muchas cosas. Y nunca le quitó nada. Nada. Aunque lo han intentado con todas las fuerzas, Lya siempre sigue, siempre sigue, siempre sigue ahí.

Lya es feliz porque es sincera consigo misma. Y, por consecuencia, lo es con los otros.

Lya no se importa que intenten hacerle daño. A la hora sí, siente(una vez más) mucha rabia. Mucha. De los otros, pero principalmente, de si misma. Por ser así de intensa. Intensa en los sentimientos. Intensa en las ganas. Intensa en los sentidos… a veces llora, pero luego pasa.

Ella sabe que la culpa no es suya.

Ella sabe que hay personas en el mundo que son muuuuuy mediocres.

Ella sabe que hay personas que necesitan aprender a ser responsables con lo que hacen.

Ella sabe que hay personas que deben respirar fondo tres veces(me lo ha enseñado mi madre) antes de abrir a su bocota y decir cosas que hacen daño.

Ella sabe que algunas personas DEBEN aprender que el prójimo NO ES UN JUEGO.

Ella sabe mucho poco de la vida. Con tan sólo 25 años, no se puede decir que tiene toda sabiduría del mundo, pero ella SABE que algunas palabras suelen hacer mucho daño. Suelen doler. Mucho.

En la ventana. A las 2h30. Sintiendo el frío de la madrugada y antes de irse a dormir Lya se propone: Mañana… será feliz una vez más.

PD – Antes que me preguntes, no, no me refiero a ti. No me refiero a mí. La historia me la pedio Camila, hace como 2 MESES. Y la tenía pendiente.

Camila la recibió hoy y mi blog también. :D


Comentários

  1. E sim, Camila, Henrique é um grande filho da puta!!

    E Henrique, se vc me lê, o recado está dado.

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  2. Preguntas:
    Lya tiene otro nombre?
    Puede ser que la edad no sea 25 años?
    Qué es el hopotálamo?

    Beijos para ti, para Lya y tambien para Camila

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  3. Lya es un personaje. Es que a Camila, la chica que me lo pedio, le gusta el nombre ése: Lya.

    No es posible que su edad NO sea 25 años. No es un post sobre mi vida. Ni siquiera es un post sobre mi.

    Me equivoqué de palabra: es hipotálamo. Región del cerebro responsable por "el sentir".

    :D


    Mil gracias por los besos

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