Lecciones


Sería sólo un día cualquiera. Fui a la panadería que está cerca de mi empresa. Un “pão de queijo”. El mejor desayuno que hay.


Al regresar, pensando en el sabor del pan de queso, me detuve en la esquina. El semáforo estaba verde para los coches y como había ninguno viniendo, ninguno efectivamente, calle vacía, la crucé.


Al llegar al otro lado, una madre y su hija de unos 5 años a esperar por el semáforo verde a los peatones. La niña me miró a los ojos y con voz decepcionada me dijo:


- ¡Qué feo, chica! Cruzaste la calle con el semáforo rojo a los peatones.


Me di cuenta de que soy yo la que vota. No ella.



Tan poco se espera de los niños. Tanto tienen a enseñarnos.

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